Durante la Edad Media el pensamiento monástico se desarrolló de increíble manera, para unos se trata de una exclusividad del saber por parte de la Iglesia, para otros apatía y preocupación por saberes más prácticos, y en fin, para otros simplemente las características de una época peculiarísima.
Mucho antes que los espejos de príncipes cobraran importancia, un clérigo español escribió una fábula a manera de metáfora para hablar de la política y el derecho, tal vez la forma más sencilla de llegar a una sociedad en la que el interés era místico y naturalista:
El Libro del Buen Amor (Arcipreste de Hita)
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